Arren (Lebannen), el joven príncipe de Enlad, es enviado por su padre a Roke, la isla de los sabios, para pedir consejo al Archimago Gavilán (Ged) por un extraño e inexplicable malestar que está desolando el Archipiélago de Terramar. La magia esta perdiendo su poder, los cantos están siendo olvidados y los hombres y animales enferman o enloquecen. Juntos emprenden un viaje, sin rumbo establecido, en busca de la causa de dicha aflicción. Tras haber navegado y recorrido por varias islas del Archipiélago, Ged confirma que el causante es un ser humano, un mago nigromante, llamado Araña, contra el que se enfrentó tiempo atrás por llamar a los muertos. Son ayudados y aconsejados por el último dragón no perturbado por el desolador malestar, Orm Embar, y se dirigen a Selidor, una desértica isla inhabitada en el Confin de Poniente, donde según él proviene el mal. Allí se encuentran primero con una imagen de Araña, que los incita a buscarlo por la isla. Más tarde Ged invoca al enemigo en la última orilla del mundo, y ambos Arren y Ged son salvados por Orm Embar, quien muere a manos de Araña, aunque éste no muere del todo. Arren y Ged traspasan un portal hacia la tierra de los muertos, y se encuentran nuevamente con Araña, que había abierto la puerta entre los dos mundos, alterando el Equilibrio, para alcanzar la inmortalidad. Ged le demuestra que perdió la vida y rechazó la muerte convirtiéndose en nada, un ser sin nombre; ya que la vida es una consecuencia de la muerte y él no poseía ambas. Finalmente Ged sacrifica su magia para cerrar la brecha entre los dos mundos y libera a Araña. Arren arrastra al exhausto mago fuera de las tierras yermas, subiendo las montañas llamadas Dolor, y una vez en el mundo de los vivos, con la ayuda del dragón Kalessin, El Grande, Arren regresa a Roke y Gavilán vuelve a Gont.