En eso consiste el arte de nuestros días”. Fue una discusión de varias horas, en que yo me negaba a aceptar su teoría según la cual los verdaderos artistas de nuestro tiempo son los ingenieros electrónicos, los programadores informáticos, los grandes especialistas del sonido y la imagen y los profesionales de la Red. Pero, aunque nunca le di la razón, en los argumentos de Osorio hay una deprimente verdad: vivimos en un mundo en el que lo que antes llamábamos arte, literatura, cultura, ya no es obra de la fantasía y la destreza de unos creadores individuales sino de los laboratorios, los talleres y las fábricas. Es decir, de las malditas maquinitas. (¿Soy acaso un ludita? Tal vez lo sea).