El duelo es un proceso personal e intransferible, precisa tiempo y también incluye una dimensión de cambio, de transformación, de crecimiento. El duelo, inevitablemente, nos convertirá en otras personas.
A veces resulta útil escribir una carta o un diario relacionados con el ser querido que ha muerto. He tratado utilizar esa terapia, pero no era lo que yo necesitaba. Lo que me bullía dentro era contar la historia de la muerte de mi hijo Daniel, pero cada vez que lo intento el dolor y la desazón me hacen retroceder. Con el tiempo he decidido construir otra historia diferente.
Como neurocientífico, en mi propio viaje por el duelo encontré consuelo investigando la ciencia que hay tras la pena y la pérdida. Entender los procesos biológicos que se producían en mi cerebro me ayudó a dar sentido a la montaña rusa emocional por la que transito. Ese conocimiento me ha llevado a escribir este libro. Mi objetivo es simple: explicar qué nos ocurre cuando nos enfrentamos a la muerte de alguien a quien amamos.
Al compartir estas experiencias espero ofrecer consuelo, apoyo y guía a quienes puedan estar pasando por una pérdida similar pero, sobre todo, comprender. En última instancia, este libro es un testimonio de la resistencia del espíritu humano y del poder de la mente, y del amor, para sanar ante la tragedia.