En esta clase de historia hay sitio tanto para Mozart como para Sid Vicious, y para todo lo que podamos situar en medio: juglares, raperos, pentecostalistas, chamanes, trovadores, cortesanos, vaqueros, bardos homéricos, vendedores callejeros que anuncian su mercancía cantando y muchos otros representantes de la música que se hallan fuera de la tradición de la sala de conciertos