Hay un modo de vivir que parte de la observación del cotidiano: la mirada se regocija en los detalles y no en las promesas de una estabilidad emocional institucionalizada. El mundo errante de la mujer singular tiene bastante orden. La deriva produce una gran cantidad de placer y una nostalgia que poco a poco cede ante un materialismo estético. Bellísima y muy entretenida.
Esperaba algo interesante luego de leer apegos feroces y de ser este como su continuación, pero no me gustó para nada , es como una serie de recortes, cosas a medias sin hilo, desesperante.
Aunque "Apegos feroces" me parece insuperable, leer a Gornick siempre es un absoluto placer, una provocación y un estímulo. En este texto nos permite acompañarla en su recorrido por el Nueva York que tan bien conoce, nos presta su mirada para recorrer su ciudad como escenario de pequeños relatos que se van entrelazando. Imperdible.
No estoy muy segura de si lo que acabo de leer es una simple historia de la vida de una mujer que ha sido crítica con todo y que la ha dejado sola, si es la huella o marca de quienes viven en grandes ciudades, si son los vacíos de la vida de un artista, o si al final es un reflejo de envejecer y darse cuenta como las batallas qué uno elige cargar y darles importancia se vuelven tu marca de la cotidianidad hasta el fin de tus días, de las cuales difícilmente termina uno de escapar. Lo disfruté, me desesperó pero me dejó contemplando mis batallas y si lo valen tanto como para cargarlas hasta los 60 años y más.
Neoyorkina en el más amplio sentido. Con su texto y su entrañable amigo Leonard nos lleva de la mano por su ciudad, sus reflexiones, sus conversaciones y el constante andar de la caminante. Muy recomendable.
Simplemente increíble.
Una lectura apasionante y cambiante, un discurso que no se detiene. Es un libro curioso y que no permite pausas y en el que uno se puede perder sin darse cuenta.
Una "flaneur"neoyorkina y singular dueña de una agilidad descriptiva sobre si misma y sus "otros". Imperdible