Olvidada durante décadas, el reciente avance del movimiento feminista obliga a recuperar la figura y el pensamiento de la filósofa y escritora austríaca Helene von Druskowitz. Adalid del movimiento emancipatorio de las mujeres, Druskowitz mantuvo relación con algunos de los principales protagonistas literarios y filosóficos de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, como Rilke, Lou Andreas-Salomé y, sobre todo, Nietzsche, con quien mantendrá una breve relación de amistad, que terminaría con la ruptura entre ambos.
Partidaria de un ateísmo radical, Druskowitz aparece también como una de las principales representantes del pesimismo filosófico. Una audaz síntesis de pesimismo y feminismo que, además de lanzar un terrible anatema contra nuestra cultura, busca superar la secular violencia ejercida por el varón ―al que define como una «maldición para el mundo»― contra la naturaleza y la mujer mediante la supresión de matrimonio, el antinatalismo y la separación tajante de ambos sexos.