— Jacqueline por favor, tienes que perdonarme— empezó a llorar— ¡Jacqui por favor! — me hacía daño pero no me importaba, miraba aquello como si fuera una espectadora— mírame por favor, ¡mírame! — le miré a los ojos— Por Dios Jacqui … ¡grítame, pégame, llámame de todo, vuélvete loca conmigo, pero por favor no te calles! — casi no se le oía por los sollozos, y aunque yo por dentro estuviera llorando lágrimas de sangre, no podía exteriorizar nada, estaba en shock— Jacqueline, joder— me soltó