Mantén el foco siempre. Recuerda que tu foco determina tus sentimientos. Empapela tu ambiente con imágenes, cuadros, notas, porque aquello que observes continuamente te alimenta. Hazlo con frecuencia: visualiza continuamente los resultados que quieres; con vivacidad, con energía y vigor. Esto se logra cuando le transmites tu vida y tus sentimientos a esas imágenes.