Lo que está podrido es todo el sistema. El matrimonio es un aspecto más del intercambio capitalista. Tu marido es tu propietario, te compra con sus ingresos, que sin duda serán de lo más razonables, ya que trabaja en el Ministerio de Asuntos Exteriores, y a cambio tú pares sus hijos y cuidas de su casa. Es muy posible que te hayas sentido satisfecha con el acuerdo. Pero independientemente de lo que cualquier pareja individual imagine que ha escogido, enamorarse y demás, siempre hay un elemento de falsa ilusión.