ntre tanto, la mujer extrae de una gran vasija de color anaranjado varios chiles, que pone al fuego junto con un pequeño conejo que su marido ha traído horas antes. Después de cazarlo en los bosques también consiguió algunos vegetales como verdolagas o zapote blanco, que servirán de guarnición a los alimentos de ese día. Del otro lado de la ciudad, en la zona residencial, una de las grandes familias de la elite lleva a cabo una ceremonia familiar colectiva dedicada a los dioses del hogar. Esta ceremonia se da dentro de un gran patio ubicado en el centro de la casa, alrededor de un pequeño altar. Terminada la ceremonia, vuelven a sus tareas cotidianas. Alrededor de este patio se distribuyen las habitaciones. En una de ellas, la mujer prepara los alimentos; sale constantemente a un cuarto contiguo donde, en grandes vasijas de cerámica, tiene almacenadas enormes cantidades de granos de maíz, frijol, calabaza y diversos alimentos de todo tipo, entre los que también se encuentran algunos chiles. Muy cerca de ahí, el padre lleva la comida a sus animales, entre ellos algunos guajolotes y perros. En este caso el hombre no pierde tanto tiempo en hacer reparaciones en su casa, ya que a diferencia de las que se encuentran a las afueras de la ciudad, ha sido elaborada de piedra y estuco (un tipo de mezcla de cal y arena que servía como cementante para recubrir las paredes). Por eso, en lugar de ello colabora en algunas de las labores que están haciendo en uno de los pasillos principales. Se está pintando con colores