El diagrama en las cenizas tenía dos epicentros; don Juan llamó a uno «la razón», y al otro «la voluntad». Razón se conectaba directamente con un punto que él llamó «el habla». A través de «el habla», «la razón» se relacionaba indirectamente con otros tres puntos, «el sentir», «el soñar» y «el ver». El otro epicentro, «la voluntad», se conectaba directamente con «el sentir», «el soñar» y «el ver», pero sólo en forma indirecta con «la razón» y «el habla».