El lenguaje corporal asertivo, por otro lado, es contundente pero no tan dirigido. Es una persona que se mantiene firme, es decir, que es centrada, equilibrada, suave y abierta en la expresión de un deseo sostenido con confianza. La persona agresiva puede gritar, mientras que una asertiva puede simplemente exponer algo con una especie de certeza muscular que se puede escuchar en la voz.