Helia Toledo

Creíamos que era nuestro deber explicar lo que habíamos aprendido porque nos sentíamos cuplables.

porque todos sabemos que las manchas de sangre son las más difíciles de limpiar, incluso cuando ya no es posible verlas.

decía que la cara golpeaba el edificio y hacía un ruido opaco y carnal

no la mató en la pelea, de todos modos. En eso los vecinos no se equivocaron. Lo hizo después, mientras dormían

Todo estaba sin luz, sin dinero, sin trabajo, sin ganas.

Hay mujeres que cuando hay guerra les gusta quedar embarazadas. Dicen que dar vida es como combatir a la muerte. Una estupidez así. Es esa mentalidad.

Eso era una construcción barata; además de ser fea te hacía sentir encerrada, disparaba la claustrofobia, la necesidad de huir y la certeza de no poder escapar.

edificio más importante de nuestra ciudad estaba siempre en perpetuo peligro de derrumbe

esperábamos algún signo de colapso.

Los nombres de nuestro fin del mundo eran crisis energética, hiperinflación, bicicleta financiera, obediencia debida,