Esa misma noche, cuando todos se acostaron, salí de casa. La playa estaba solitaria y oscura. Me tendí en la arena.
Sollocé inconsolable por lo que se me moría, antes de vivirlo. Sin saberlo, creyendo que lloraba por mí, en realidad lloraba por los dos más agrios dolores del hombre: el amor y el adiós.
No lloraba por mi, por ti.. sin saberlo, lloraba por los más agrios dolores del hombre: el amor y el adiós.