Kiko Amat

  • Aída Palomohas quoted2 years ago
    La confusión sabe reconocer a los recipientes mullidos, dispuestos, que la acogerán siempre. Sabe seleccionar los huecos de árbol más cálidos donde hibernar.
  • Didí Gutiérrezhas quoted8 days ago
    La novela acaba de empezar
  • Didí Gutiérrezhas quoted8 days ago
    Plácido es el único paciente pulcro del hospital
  • Didí Gutiérrezhas quoted8 days ago
    niño iba allí a ver reptiles con sus padres, en los años que preceden a 1982. Antes del huracán, cuando el mundo estaba aún encajado en su eje.
  • Didí Gutiérrezhas quoted6 days ago
    Estar loco no tiene ninguna gracia, ya lo sabes. –Plácido asiente–. ¿Por qué alguna gente permanece intacta hasta el día de su muerte, pero otra se parte en pedazos mucho antes? ¿Cuál es la ecuación de la cordura? ¿Por qué nosotros?
    –No lo sé, señor.
  • Didí Gutiérrezhas quoted6 days ago
    Digo, señor, que ya tengo la respuesta a su pregunta del otro día –dice Plácido, vocalizando. Curro solo oye su voz, porque el sirviente se halla al otro lado de la puerta verde del excusado–. Por qué alguna gente se rompe y alguna no.
  • Didí Gutiérrezhas quoted6 days ago
    La respuesta es que no hay respuesta, señor –dice el sirviente, elevando el tono–. No existe una razón. El cerebro de todos esos hombres y mujeres y niños se sostiene con nada,
  • Didí Gutiérrezhas quoted6 days ago
    como el hilillo de carne que se aferra a un diente de leche, por utilizar un símil. Todo el mundo está a un paso de perder la razón; nadie es inmune. A veces le toca a uno, y eso es todo, señor. Se enciende el interruptor de la enfermedad mental, y algunas veces uno no puede hallar un motivo concreto, y otras veces uno sí puede, como es su caso.
    –Entiendo.
  • Didí Gutiérrezhas quoted6 days ago
    Los raros no son los de aquí dentro, Plácido. No. Ellos son los razonables, porque han intuido el vacío. Los locos son los que se niegan a aceptar la realidad. S
  • Didí Gutiérrezhas quoted5 days ago
    Yo nunca había visto llorar a mi padre. Hace solo medio minuto yo creía, de hecho, que los padres no lloraban; que lo tenían prohibido, o algo así.
    Todo se deshace. Ver a tu padre llorar es como ver la pared maestra de tu casa convirtiéndose en plastilina. Ya no hay fuerza de sostén. El eje está fuera de sitio, y todos los elementos salen volando a su aire, desperdigados, como cuando golpea el huracán.
    Al frente. Miro al frente. Miro al
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