n las placas de la Kriegsfibel no tiene “la verdad” a su disposición, sino que ve bengalas, bribas, trocitos de verdad dispersarse aquí y allá en la “dys-posición” de las imágenes, de tal suerte que no es espectador más que haciéndose constante expectador de la verdad en juego: “El gesto […] es el de un observador y su actitud […] es la de un expectante”56.