Entonces como hoy, vivir de la profesión musical, sobre todo como pretendía al principio, o sea, escribiendo exclusivamente música que no procediese de manera directa de la tradición popular, sino que buscase la tradición de los grandes compositores contemporáneos que conocía y apreciaba, una música que se expresase a sí misma y que no se vinculase a las imágenes y a las exigencias de cada contexto, sino solo a la necesidad creativa del compositor... en fin, ¿cómo llamarla? Música artística, o música «absoluta», como comencé a llamarla unos años más tarde... en fin, vivir escribiendo música de este tipo, no era ni es nada sencillo.