¿Me has puesto la voz de alguien a quien siempre has odiado, o de alguien a quien quieres?
O espera: ¿sueno como tú? No, ¿verdad? Eso sería extraño, ¡sería muy extraño! Sería como si yo en realidad no existiese, salvo en tu cabeza.
«Yo, el señor Jakabok Botch, quien en este momento reside en el interior de tu cráneo…».