Ser vagabundo y pedigüeño, como yo soy,
no es ser vagabundo y pedigüeño, lo cual es corriente:
es estar aislado en el alma, y eso sí que es ser vagabundo,
es tener que pedir a los días que pasen y nos dejen;
eso es ser pedigüeño.
Todo lo demás es estúpido como un Dostoievski o un Gorki.
Todo lo demás es tener hambre o no tener qué ponerse.
Y, aunque eso ocurra, le pasa a tanta gente
que ni siquiera vale la pena sentir pena por ellos