Andar en bicicleta tiene más de estado mental que de trabajo físico, aunque el desentumecimiento de los músculos duele al arranque, una vez que piernas y pulmones entran en una sincronicidad elemental y milagrosa, el cuerpo se sigue solo y no pide esquina mientras no se lo urja un cambio de velocidad, generalmente producto de la distorsión en el terreno.