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Juan Berrio

  • Patricia Suárezhas quotedlast year
    Además, ¿quién dice que solo hay una única verdad auténtica? La mentira es igual de vivaz que la verdad, si no más.
  • Patricia Suárezhas quotedlast year
    El amor es una enfermedad, y no hay ley escrita para la enfermedad.
  • Pam Rangelhas quoted2 years ago
    Pero cuando al fin pasa el encantamiento, el hombre a veces siente y lamenta haber cuidado tan poco de sí mismo en medio de esa felicidad, no haber duplicado sus reflexiones, sus recuerdos, no haber proseguido con su disfrute…, como si el hombre completamente feliz tuviera cuándo hacer esas cosas, ¡si ni se para a meditar sus sentimientos
  • Pam Rangelhas quoted2 years ago
    Esperaba encontrar en ella a una pecadora avergonzada, arrepentida, y ya de antemano había provisto a mi rostro de la expresión más afectuosa, confortante… ¿Para qué mentir? Yo en verdad la quería y ansiaba la felicidad de perdonarla, de tenderle mi mano
  • Pam Rangelhas quoted2 years ago
    Bizmiónkov le besó la mano, ella le sonrió abatida y se fue a casa.
  • Pam Rangelhas quoted2 years ago
    Bueno, y ahora díganme: ¿Soy o no un hombre superfluo? ¿He jugado o no el papel de hombre superfluo en toda esta historia? El papel del príncipe…, no hay nada que decir al respecto; el papel de Bizmiónkov también está claro… Pero
  • Pam Rangelhas quoted2 years ago
    ¿yo? ¿Para qué me inmiscuí en todo esto?… ¡La quinta rueda de la telega!… ¡Ay, qué amargura, qué amargura!… En fin, como dicen los sirgadores: «Un poquito más, y otra vez», un día más y otro y ya no sentiré amargura, ni dulzor.
  • Pam Rangelhas quoted2 years ago
    Ante la visión de la muerte desaparecen las últimas vanidades terrenales
  • Pam Rangelhas quoted2 years ago
    Siento que me calmo, me vuelvo más sencillo, más claro. ¡Un poco tarde para volverse juicioso!…
  • Pam Rangelhas quoted2 years ago
    Medio inclinado sobre un abismo abierto, mudo, tiemblo, me voy girando, con atención ávida contemplo todo lo que me rodea. Cada objeto me es doblemente querido. No voy a entretenerme en mi pobre y aburrido cuarto, ¡me despido de cada mancha en la pared! ¡Hartaos una última vez, ojos míos! La vida se aleja, regular y tranquilamente se va apartando de mí, igual que la orilla se aleja en la mirada de los hombres de mar.
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