¿Por qué nosotras no nos aprovechamos de ellos de la misma manera? ¿Por qué no aprendemos a sacarle provecho al deseo y la fantasía de ellos? ¿Por qué no usamos su cuerpo para nuestro placer? Porque no sabemos cómo hacerlo. Porque nos asusta el poder y no sabemos manejarlo. Porque nos han enseñado, desde niñas, que la mujer sólo puede y debe tener relaciones sexuales por amor, y no por deseo.