Sube, sube, no te molestes. Tu boca, mi tesoro.
Y bueno, siempre lo dije, si de algo me muero… será en un trance, de esos que me pegan porque soy una mujer (escritora) distraída. Ahí vivimos, en tinta, libros, desglosar verborrea. Con suerte miro al pasar una calle, una vez a la derecha, otra a la izquierda, otra atrás, por si las moscas cantan.
Somos sólo algunos en esta época quienes hemos querido atentar contra las cosas, crear en nosotros espacios a la vida, espacios que no sean y no parezcan tener que encontrar un lugar en el espacio.
Estoy de acuerdo, hay una relación fatídica entre la necesidad irreverente de la vida por seguir su curso, de las células intentando vivir, siempre queriendo continuar la vida, porque la vida misma se busca.