–No temamos jamás a los ladrones ni a los asesinos. Esos peligros son los peligros de fuera, pequeños peligros.Temámonos a nosotros mismos. Los prejuicios, ésos son los ladrones; los vicios, ahí tenéis a los asesinos. Los grandes peligros están en nuestro interior. ¡Poco importa lo que amenaza nuestra cabeza o nuestro bolsillo! No pensemos sino en lo que amenaza nuestra alma.