¿Cómo de especial? —preguntó, porque quería oírlo.
—Esta silla. Ahumadita. La mayoría de las sillas eléctricas tienen nombre, y a muchas las llaman Chispas, pero aquí en Filadelfia las llamamos Ahumadita. Pues esta lleva en el almacén desde 1962. El último cabrón al que freímos en esta cosa fue Elmo Smith, violador y asesino. Y luego dejaron de usarla. Hemos recibido nueve órdenes de ejecución desde la de Elmo, pero las recurrieron todas y se libraron. Y ahora te toca a ti, Eddie. El diez de la suerte