Ya desde la portada se anuncia un libro transgresor, pero el contenido es aún más, sus historias están llenas de rabia, frustración y anhelo de una emancipación necesaria y que, afortunadamente, los tiempos convulsos en los que vivimos le dan apertura. El diálogo es necesario y las historias son el testimonio de aquello que aún tenemos como asignatura pendiente.
Se trata de tres historias llenas de rabia, sangre y fuego:
Una monja se hace pasar por muerta para escapar de un convento, se tarta de Juana de Leeds, cuyo texto está basado en una historia real, este texto me atrapó, lo sentí especialmente poderoso, un texto que enarbola en un debate la lógica racional versus la lógica impuesta a través de los siglos, una ideología que ya no es vigente pero que se resiste a morir
Una mujer homosexual es violada por un pariente, solo para descubrir que su infierno acaba de empezar, es la dura historia de Judith y los abusos que sufría, nada nuevo: palizas por parte del padre, abuso sexual y un castigo mordaz y terrible que termina con ella encerrada en un convento.
Y una mujer robada por monjas se embarca en una cruzada para descubrir la verdad de su pasado, en dónde descubrimos a Eleonora y Carla, dos chicas homosexuales que viven su libertad de amar sometida al escarnio.
Tres historias entrelazadas con alambre de púas, con toda la crueldad y dureza del castigo que conllevan por ser mujeres, son tres historias que no te van a dejar indiferente, y seguro recordarás cosas que en él están escritos, ideas ridículas como que "primero pertenecen a su padre y después a su marido", lo se, una frase así arde en el pecho y causa indignación, pero retrata una realidad absurda en el que la voluntad femenina no existía, los abusos, las palizas, y la deshonra, son losas pesadas que cargar.
"Entre las manos tienes, lector o lectora, un libro ardiente que trata de la Madre, la entidad innombrable y mortífera que nunca se pierde, como dijo Julia Kristeva. Porque cuando se pierde, todo está perdido si ese espectro no se reemplaza por un objeto erótico, si el sujeto no es capaz de liberarse del peso plúmbeo que el cadáver materno le hace acarrear sobre su espalda encorvada. También dijo alguna filósofa que la Muerta regresa constantemente si está mal enterrada en nosotros mismos, si no nos hemos hecho sus amos sustituyéndola por un objeto de deseo plausible."
(Pilar Pedraza)