Raul Piad Ríos

encontró suspendida sobre el suelo y se vio a sí misma, yaciendo dormida en una cama de hospital

Si hubiera llegado alguien desangrándose por una puñalada, algún infartado por exceso de estrés o algún travesti con hemorragia por un improvisado artefacto de autocomplacencia... bueno, la situación en el hospital... sería distinta. Y si esa noche fuera de Carnavales, ni hablar.

Saqué la caneca del bolsillo trasero y me di un trago del mejunje.

“Don’t Fear The Reaper” de Blue Oister Cult

Empezó el segundo efecto secundario. Yo los veía a ellos y ellos a mí.

siete Abikús se arrastraron hacia m

Espíritus problemáticos que vagan alimentándose del último aliento de los moribundos, sobre todo de los infantes: su manjar preferido.

Además de darme la perturbadora doble vista, de subirme la presión y acabar con mi estómago, me convierte en un peligroso foco de atención para todos los seres de la dimensión invisible.

esa noche no había venido a exterminar esos parásitos.

mano derecha alzó la campanita de plata. La agité un par de veces.