Si bien las cifras de bajas cuentan solo una parte de la historia, resultan contundentes. En estos tres grandes ataques perecieron un total de 3.804 palestinos, de los que casi un millar eran menores, mientras que el número de muertos israelíes fue de 87, la mayoría de ellos militares involucrados en las operaciones ofensivas. Esta desequilibrada proporción de bajas —aproximadamente de 43 a 1— resulta reveladora, como lo es el hecho de que la mayoría de los israelíes muertos fueran soldados, mientras que la mayoría de los palestinos eran civiles.