Leire Bilbao

Nadie te cuenta

cómo abandonarte en manos de otros

cómo robarle el rocío a la hierba

qué vida tiene lo breve.

Nadie te cuenta

qué altura alcanzan las olas en los ríos

cómo mirar detrás de los espejos.

Soy tan mía como de nadie

igual que el perro callejero

puedo seguir engañándome

a mí misma como en este instante

y así, por ejemplo,

tumbarme al otro lado de la cama

para que cuando me gire y mis ojos me busquen

sea mía la ausencia que encuentre

virgen dentro de su madre,

una península

bajo sus senos,

convertida ahora en isla

rodeada por un mar de leche.

Un hijo crea un espacio

inédito dentro de su madre,

pantano de retazos de piel,

ladera de un monte sin divisorias,

campo donde caminar descalza.

Un hijo crea una pradera

nueva dentro de su madre.

Somos pasto de nuestros hijos.