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Igiaba Scego

  • MonDa AlbBerhas quoted2 years ago
    Una ciudad muerta…
    Hay muchas ciudades que mueren. Como nosotros. Mueren como cualquier organismo.
  • MonDa AlbBerhas quoted2 years ago
    Cuando una ciudad muere, no disponemos de un tiempo para pensar. Pero el dolor es un cadáver que se descompone en nuestro interior y nos infesta de fantasmas
  • Lila en septiembrehas quoted2 years ago
    En las fábulas de mamá no existían princesas, palacios, bailes ni zapatitos. Sus historias reflejaban el mundo en el que ella había nacido, el monte de Somalia oriental por donde hombres y mujeres se desplazaban continuamente en busca de pozos de agua.
  • Lila en septiembrehas quoted2 years ago
    «Siempre llevábamos la casa a la espalda», solía decirme
  • Lila en septiembrehas quoted2 years ago
    Mamá Kadija llevó una vida dura hasta los nueve años. De niña aprendió a ser una buena pastora. Ordeñaba cabras y vacas, se ocupaba de los camellos pequeños, cocinaba arroz con carne y nunca se lamentaba por los callos que le salían en los pies cada vez que su extensa familia migraba de nuevo.
  • Lila en septiembrehas quoted2 years ago
    «Porque lo único que de verdad nos hace libres es la voluntad»
  • Lila en septiembrehas quoted2 years ago
    La vida de mi familia es un prolongado acto de voluntad.
  • Lila en septiembrehas quoted2 years ago
    No, no penséis mal de mí. Soy una mujer dulce y sensible, soy miel y jengibre, soy canela y cardamomo. Soy azúcar de caña.
  • Lila en septiembrehas quoted2 years ago
    Pero en las fábulas se escoge un sistema de vida y de muerte ligado al mundo ancestral de nuestros antepasados.
  • Lila en septiembrehas quoted2 years ago
    Así, cuando Nura, con su buen hacer, anunció «Maanta dooro macaan», hoy toca rico pollo, yo pensé: «Bueno, hoy no comemos». Pero me equivocaba. No sé muy bien qué clase de prodigio alcanzó Nura con el pollo, pero, decididamente, no solo estaba bueno, sino que rozaba lo divino. Se deshacía en la boca y, durante un segundo, cada uno de los comensales tuvimos una visión paradisíaca de nuestro particular jardín del edén. Durante un instante, la tierra desapareció bajo nuestros pies, y fue después
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