Una de las grandes críticas que se le hace a Hamlet (a la obra y al personaje) es: ¿qué le pasa a este tipo que no va y mata? ¡Si ya sabe quién es el asesino! Al final del primer acto ya sabemos todo. Se dice que Hamlet es un policial mal hecho. Uno se entera de quién es el asesino al terminar el primer acto. Está claro, entonces, que no estamos frente a un policial porque lo que va a importar va a ser la construcción de ese personaje que, entablando un grado de complicidad único con el espectador, empieza a desnudar su pensamiento, y a compartirlo.