magnífica campesina, rústica, con buenos dientes, el pelo negro, la tez morena, de veinticuatro años; su leche tiene cuatro meses; su niño es hermoso como un ángel. Pecquet está encantado de ver que la pequeña ya no pasa hambre, pues claramente la pasaba y cada dos por tres pedía más. Todo esto me ha granjeado una gran reputación. Cuando menos, soy como el boticario de Pourceaugnac [alusión a la obra de Molière Monsieur de Pourceaugnac]: expeditiva. No pegaba ojo pensando que la pequeña languidecía, y también por la pena de despedir a esa chica tan agradable, la mejor que se pueda imaginar si no fuera por lo de la leche. A la nueva le daré doscientas cincuenta libras al año y la vestiré, pero modestamente