En 1905, murió a causa de la difteria esta mujer osada y fervorosa que, adelantándose a su época, se había atrevido a emprender aventuras “de hombres” y a escribir obras como la utopía feminista Gloriana o La revolución de 1900, con “la esperanza de que una sincera inspección de los males persistentes en la sociedad conducirá a su destrucción de la única manera posible, es decir, otorgando a las mujeres los mismos derechos que poseen los hombres”.