Lo primero que adviertes cuando te sientas o acuestas a meditar es que la mente parece tener vida propia. Siempre está en movimiento, yendo de un lado a otro; pensando, cavilando, fantaseando, planificando, anticipando, preocupándose, alegrándose, disgustándose, olvidando, valorando, reaccionando y contándose historias