Zar: la palabra viene del latín caesar y se utilizaba para designar al emperador romano y, más tarde, al emperador bizantino en el antiguo eslavo eclesiástico. Así pues, en esta novela la palabra zar se refiere al emperador bizantino de Constantinopla (o Tsargrad, ciudad del zar) y no al potentado ruso. Iván IV (Iván el Terrible) fue el primer gran príncipe ruso en coronarse zar de todas las Rusias, casi doscientos años después de los hechos ficticios de El oso y el ruiseñor. Los gobernantes rusos asumían el título de zar porque, cuando Constantinopla se rindió a los Otomanos en 1453, consideraron que Moscú era la tercera Roma, heredera de la autoridad espiritual de Constantinopla entre los cristianos ortodoxos.