Siempre me han fascinado las cosas bellas: la arquitectura, los muebles, los libros. Las cosas bellas se preparan con amor. El acto de crear algo bello es una manera de aportar el bien al mundo. Es un hecho lleno de optimismo que, de una manera sencilla, nos dice: la vida vale la pena.
El esfuerzo por crear una belleza duradera no depende del estilo, sino de la verdad. La belleza es lo que confiere inmortalidad a las cosas.