Tras preparar la base, se procedía a elaborar un destilatorio circular, con brazos que salen del cuerpo principal y retornan a él y una cabeza sin abertura: “Pues bien, coloca en el interior del vaso aguardiente y haz un fuego debajo para que, mediante oportunos ascensos y descensos, de día y de noche, se logre la voluntad de Dios y celestialmente convertida, la quintaesencia que persigues…”.
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