la barbilla, se quedó dormido boca arriba. El sueño de él la alcanzó mientras se desvestía y se ponía el camisón y la empujó junto a su marido; se dio la vuelta en la cama para ponerse frente a él y puso la mano sobre su pecho desnudo, intentando convencerlo con su mano, con todo su corazón, de que permaneciera con vida. «Querido Gerald, amado Gerald