Se habla mucho del cansancio que trae consigo la maternidad, de no poder dormir, de las ojeras. Sin embargo, apenas se mencionan las horas de aburrimiento que llenan la vida de una madre. Me refiero a esa sucesión de días grises y amorfos en los que dar la teta, cambiar pañales, intentar dormir al bebé que llora y comprobar si respira una vez que se ha dormido ocupan tu vida hasta asfixiarla, mientras el tiempo discurre por los cauces normales para el resto de la humanidad