Cuando su hermano desaparece en el bosque, Lizzy se ve obligada a romper su única regla: no adentrarse más allá de los treinta pasos permitidos. No conoce familia que no haya perdido un integrante por faltar a esa simple norma, incluyendo la suya. Con la noche a punto de llegar y la esperanza de encontrar a su hermano a salvo, se enfrentará al peligro al que ha temido desde niña y descubrirá los horrores que se esconden tras la advertencia.