Por experiencias y vivencias personales se mantuvo al margen de las organizaciones del Tercer Reich. Autónoma en la toma de sus propias decisiones, un trabajo la ató a Berlín en el último año de guerra, hasta que ya fue demasiado tarde para abandonar la ciudad. Luego, cuando el apocalipsis rojo se precipitó sobre Berlín, que por entonces y a pesar de todas las evacuaciones albergaba todavía a cuatro millones de personas, comenzó la autora con sus anotaciones