Jugar no es solo pasarlo bien. Es imaginar, descubrir y crecer. En cada juego hay una chispa de curiosidad, una emoción que empuja a explorar el mundo y, poco a poco, a entender quiénes somos. Este libro celebra el juego en todas sus formas: como puerta a los sueños, como camino hacia la vocación, como herramienta para conocerse y expresarse sin miedo. Con sensibilidad y profundidad, invita a mirar el juego sin prejuicios, dejando que niños y niñas sigan su intuición, se conecten con lo que les apasiona y abracen sus intereses, ya sea en la ciencia, el arte, el deporte o cualquier otro universo que les haga brillar. Porque jugar también es una forma de construir identidad.