El príncipe feliz es el cuento clásico de Oscar Wilde, ilustrado por Marta Carrasco. Cuenta la historia de un pueblo en el que hay una estatua de oro, adornada con piedras preciosas, del Príncipe Feliz. Lamentablemente el pueblo del príncipe no es feliz. Por esto, la estatua convence a una golondrina de quedarse junto a él y, de a poco, desarmarlo, para que las riquezas con las que fue hecho fueran entregadas a los habitantes.