El nombre y el apellido de la protagonista permanecen ocultos a lo largo de esta sofocante trama de la narración. Paradójicamente, esta decisión de Lispector posibilita la identificación con el personaje, una mujer entrañable repleta de miedos e inseguridades, que tras el repugnante encuentro con una cucaracha, decide enfrentarse a sus demonios.