Siempre decimos que la literatura vuelve obsesivamente sobre tres o cuatro temas, como mantras o estribillos de una canción que nunca termina: el amor, la muerte, la familia. ¿Pero cómo encontrar algo nuevo para decir e iluminar una zona que aún estaba opaca? Estas pequeñas crónicas de Roberto Merino abordan el tema enorme de las relaciones entre padres e hijos pero lo hacen desde la observación microscópica, como si solo a partir de los detalles se pudiera encontrar la pieza perdida de un rompecabezas. El aburrimiento, el paso del tiempo, las tardes de verano, el colegio o los juegos son algunos de los tópicos que circulan por estas páginas, escritas con humor y profundidad. Más que un escritor, Merino podría ser un mago, un ilusionista: el truco está a la vista y, sin embargo, al final de cada texto, nos volvemos a preguntar: ¿pero cómo lo hizo?