«Úrsula se acerca y camina más despacio, pasa por el costado, casi pegada a los conos y a la cinta amarilla, se detiene y la mira: no logra sentir nada por un muerto tan invisible. Es casi como si pasara al lado de un montón de escombros, aunque asome el zapato marrón de hombre que ahora sabe viejo y gastado. Aspira y huele: alcohol, guiso y miseria. Huele la tristeza».
Mercedes Rosende teje en Qué ganas de no verte nunca más una novela negra vertiginosa y atrapante. Como caracteriza a la autora, la psicología de los personajes como Úrsula López, el abogado Antinucci, Ricardo el Roto y la comisaria Leonilda Lima, es tan sugestiva como la acción que los acompaña. En este caso, la historia se desdobla en múltiples relatos ambientados en una Montevideo oculta y poco común para los simples mortales. Intrigas, muertes, robos, corrupción, chantajes y secretos rodean a la protagonista y dan vida a esa ciudad que se mueve en las tinieblas y en un túnel que, aunque oculto, permanece en la memoria.
Después de Mujer equivocada y Lágrimas de cocodrilo, las dos publicadas en Alrevés, Rosende, con su ágil prosa habitual tintada de ironía, vuelve a sorprendernos con otra historia de la incomparable Úrsula, sumergiéndonos en su particular universo, delicioso y sórdido a la vez, y cuyas andanzas se han traducido al francés, al alemán, al italiano y al inglés y que, de boca en boca, de mano en mano, reseña a reseña, se está convirtiendo, pese a sus kilos de más, a su eterna insatisfacción y a su humor —tal vez demasiado negro—, en un fenómeno en toda Europa.