Marguerite Duras, para quien escribir era "aullar sin ruido" y confesar, "borrar huellas". A eso se dedicó con vehemencia toda su vida la escritora francesa, que hoy, tras mucho dolor y sinceridad, es un clásico de la literatura universal. El amante deslumbró por la sinceridad que derramó Duras al relatar su intimidad y sexualidad.
Marguerite Duras, aunque su apellido real era Donnadieu, nació el 4 de abril de 1914 en Gia Dinh (Saigón), antigua Indochina, hoy Vietnam. Su padre, profesor de matemáticas y colono, murió cuando ella tenía cuatro años. Su madre, maestra, que tuvo otros dos hijos después, se dedicó a cuidar las tierras en una precaria situación económica, y aceptó que, al menos por una vez, su jovencísima hija Marguerite se prostituyera. Una experiencia que dejó una marca imborrable en Marguerite Duras, que alimentó su escritura y empezó a esculpir como en el barro las arrugas de su vida, que luego plasmaría en El amante, la novela con la que ganó el premio Goncourt en 1984, que fue todo un éxito, traducido a 40 idiomas. "Fue esa tarde cuando Léo me besó en la boca. Lo hizo por sorpresa. Experimenté una repulsión verdaderamente indescriptible...". Así escribe Marguerite Duras su encuentro con el que sería el protagonista de El amante. "A los 18 años envejecí" Y también, "A los 18 años envejecí. No sé si a todo el mundo le ocurre lo mismo...ese envejecimiento fue brutal", decía Duras, dando prueba de que la autora francesa no escribió una sola línea que no hubiese vivido. Convirtió su vida en su propio material literario. Al morir, dejó tras ella 19 películas y más de 50 textos entre novelas, relatos, obras de teatro y guiones El amante deslumbró por la sinceridad que derramó Duras al relatar su intimidad y sexualidad, en la compleja relación que mantuvo con Léo, el comerciante chino al que conoció en un transbordador que cruzaba el río Mekong, cuando ella tenía quince años y él veintiséis. El éxito de El amante le llegó cuando ella tenía 70 años, pero en su vida no hizo otra cosa que escribir, escribir novelas, cine o teatro, para chillar en silencio contra el olvido. Una vida que estuvo marcada por una dura infancia y adolescencia pero también por su juventud en un contexto político explosivo. A los 18 años Duras se trasladó a París a estudiar Derecho, Matemáticas, Ciencias Políticas y Económicas. Duras se casó en 1939 con el escritor Robert Antelme, autor de La especie humana, quien fue delatado y arrestado por la Gestapo en 1942 y llevado a Buchenwald. Ella se enroló también en las filas de la Resistencia y allí conoció a François Mitterrand y a Dyonis Mascolo, con quien tuvo un hijo, Jean Mascolo. Sus primeros relatos aparecieron en la revista Les temps modernes, fueron considerados de tono existencialista pero luego, ya en los años 50, se la calificó como la figura del Nouveau roman. Su primera novela En 1943 publicó su primera novela, Los impúdicos, a la que siguieron La vida tranquila y su dedicación también al cine como guionista y más tarde como realizadora. Fue guionista de Hiroshima, mon amour, el gran éxito de Alain Resnais, y dirigió India Song y Noche negra en Calcuta. Toda su obra lleva su carne como nutriente y todo su universo sensitivo, por eso terminó exhausta y con varios comas etílicos. Su escritura depurada hasta el máximo, lírica, muy sintética y llena de música es un sello inconfundible de la autora de El amante de la China del Norte, El amor, Escribir, Los ojos azules pelo negro, El arrebato de Lol V.Stein o Emily L, entre otros títulos. Marguerite Duras pasó los últimos años de su vida, hasta su muerte en 1996, con Yann Andrea, su último amante, compañero, cocinero y chófer, 40 años menor que ella y homosexual. "Todos los hombres son homosexuales en potencia, solo les falta saberlo", escribió Duras. En la actualidad, la obra completa de esta escritora forma parte del catálogo de la prestigiosa colección de La Pléiade, de Gallimard, donde están los clásicos.