Cuando C me llevó a conocer en persona a FH, estaba feliz por su nueva edición de Moby Dick, y también nos mostró una edición en pasta color negra del Ulises de Joyce, dijo: "Mi maestro, aquí estoy otra vez intentando terminarlo". Esa fue a penas una lección maestra de las muchas que viví ese día en la colonia Roma. Mi primera edición del Ulises y la última, fue en el bachillerato, lo sentía tan denso, cómo lodo de playa. Evidentemente no lo terminé, recuerdo que estuve ahorrando para comprarlo, en mis cumpleaños no pedía nada, pero si me preguntaban siempre decía: "no busquen regalos, regalenme dinero, lo prefiero así para comprar lo que me plazca", y era para comprar libros. Al pueblo llegaba una minicaravana de vendedores de libros, me preparaba cada año para ella. Ahí compré el Ulises, por eso aún no supero que cierto maestro del bachillerato me lo pidiera prestado y nunca me lo devolviera, años después me lo encontré, dijo que lo había perdido. Son las dos cosas, el libro y la acción, perder una joya que tanto me había costado tener. Ahora sé que aquí en digital nadie me lo va arrebatar. Es una ventaja del siglo XXI. Desde luego que tendré mi edición física, pero estoy ahorrando otra vez, será una edición bella, tiene que serlo. Las revanchas son hermosas.