Uno tiene que entender algo antes de empezar a leer ese libro. Es una especie de invención de Joyce, que se llama el “monólogo interior”: cambios en el lenguaje que reflejan la forma en la que una persona piensa en la cotidianidad. Quiero decir: el pensamiento lineal no existe: uno piensa algo, una idea medianamente hilvanada, entre muchas otras, mezcladas de forma errática. Un ejemplo: uno está viendo un paisaje y piensa, al mismo tiempo, en el paisaje mismo, pero en lo que desayunó hoy. Y esa es la estrategia de Joyce, y con eso cambió la literatura de alguna forma, o al menos mostró otra forma de hacerla.
Por eso mismo, el libro es un reto para el lector: la Odisea (Ulises, el héroe de Homero, el poeta griego) es enfrentar el libro, no rendirse en el primer capítulo. El man hizo un experimento literario que rompe con todos los estilos posibles pero que, al mismo tiempo, los aborda: los de la poesía, los de la narrativa tradicional, los del periodismo. Es un libro muy grande para contar lo que sucede en un día, y eso queda reflejado en cómo está escrito, en la forma.
Andrés Páramo - Jefe de redacción de VICE.