Cuando su padre, Pablo Emilio Escobar Gaviria, murió durante un operativo militar en diciembre de 1993, la vida de Juan Pablo Escobar Henao, de 17 años, cambió por completo: de llevar una vida de lujos pasó a ser un "exiliado" de su propio país, así como de Estados Unidos y Alemania, donde él y su familia intentaron fallidamente encontrar refugio.
Más de 20 años después, Juan Pablo Escobar Henao (ahora Juan Sebastián Marroquín Santos) hace una reflexión desde su niñez hasta la actualidad, en la que permite al lector conocer el lado "humano" del narcotraficante más poderoso de Latinoamérica, y cómo el amor ciego de un hijo a su padre se desmorona poco a poco hasta quedar sólo en pequeñas partículas de recuerdos.